La preparación remota, próxima e inmediata al Matrimonio
Por: Diácono Permanente José Guillermo Castro Londoño, Notario Judicial Eclesiástico.
En el artículo publicado en la página 8 de la edición No. 79 del pasado mes de julio, titulado “Las bases del matrimonio sacramental”, nuestro Vicario Judicial se refería a la importancia de los fundamentos que se reciben para desarrollar el proyecto del matrimonio sacramental y destaca que “no podemos desistir de una preparación remota, mediata e inmediata, para llegar a dar el: “sí quiero”.
Se puede afirmar, sin temor a equivocarnos, que el 95% de las causas de nulidad matrimonial sentenciadas en los tribunales eclesiásticos, obedecen al canon 1095,2: “grave defecto de discreción de juicio acerca de los derechos y deberes esenciales del matrimonio que mutuamente se han de dar y aceptar” y aquí retomo las palabras del padre Ricardo sobre la importancia de descubrir “el valor del testimonio, porque podemos decir muchas cosas, pero los hechos arrastran”.
Cuando se acercan al Tribunal Eclesiástico a pedir asesoría para adelantar un proceso de nulidad, muchas personas se sorprenden cuando notan que el escrito empieza describiendo los antecedentes familiares de los cónyuges y preguntan: ¿qué tiene que ver mi vida pasada con mi fracaso matrimonial? ¿qué importancia tiene saber cómo vivían mis padres y cómo era mi ambiente familiar primario para que declaren la nulidad de mi matrimonio? Pues, déjenme decir que mucho: para citar un ejemplo, pensemos por un momento en una persona que ha vivido en una familia donde solo se ha experimentado el maltrato verbal, físico y/o sicológico entre padres e hijos, donde se escucha: “no sé por qué te traje al mundo”; bajo estas circunstancias ¿qué motivación va a tener esa persona para casarse o para querer traer hijos al mundo? Por eso, no es de extrañar que se escuchen frases como: “vamos a ensayar a ver cómo nos va” o “nos queremos casar, pero no queremos tener hijos”, “para qué traer hijos a sufrir al mundo”.
Y es por eso que la preparación remota, próxima e inmediata al matrimonio cobran tanta importancia. Al respecto, el papa Francisco nos dice en la Exhortación Apostólica Amoris Laetitia, N. 208: “Aprender a amar a alguien no es algo que se improvisa ni puede ser el objetivo de un breve curso previo a la celebración del matrimonio. En realidad, cada persona se prepara para el matrimonio desde su nacimiento. Todo lo que su familia le aportó debería permitirle aprender de la propia historia y capacitarle para un compromiso pleno y definitivo. Probablemente, quienes llegan mejor preparados al casamiento son quienes han aprendido de sus propios padres lo que es un matrimonio cristiano, donde ambos se han elegido sin condiciones, y siguen renovando esa decisión”.
Ahora, la Iglesia se ve también abocada a replantear el acompañamiento que da a los jóvenes y adultos que han entablado una relación con miras al matrimonio y ofrecer los diversos recursos pastorales que hagan madurar el amor que se tienen, enseñarles de manera adecuada, oportuna y suficiente, las propiedades y fines que conllevan un matrimonio sacramental, mediante un acompañamiento cercano y testimonial.
Las parejas deben ir más allá del mero deseo de querer compartir sus vidas juntos, del disfrute del momento y de la emoción por casarse, tomando, quizás, decisiones apresuradas y sin el debido discernimiento que más adelante las pueda conducir al fracaso matrimonial. El matrimonio debe cimentarse en un proyecto de vida conyugal bien planeado, con metas, aspiraciones y sueños compartidos, donde prime el bien común y no el individualismo egoísta.
Muchos matrimonios fracasan porque no han vivido plenamente una etapa de preparación remota, próxima e inmediata que les ayude a conocerse y aceptarse con sus cualidades y defectos y a tomar sus decisiones de una forma madura; una etapa donde la catequesis prematrimonial sea tomada como la oportunidad para concientizarse de la responsabilidad que están próximos a asumir y no como un mero requisito agregado a una lista de chequeo.
Como afirma Hugo Ernesto Vargas Campo, Licenciado en Teología de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá, en su trabajo de grado: “La no vinculación de la etapa remota, en el trayecto de estas vidas genera, a futuro, una insostenibilidad del matrimonio. La falta de amor, la incomprensión e incompatibilidad de caracteres, se convierten en argumentos sólidos, ante los tribunales, para justificar que el amor, prácticamente, se esfumó”.